A rookies' journey
Hace 4 años y pico, se me dio una oportunidad de oro.
En octubre del 2015, llegué a esta empresa como parte del programa de pasantías del colegio. Seré sincera: llegué asustada, pensando que me encontraría con un mundo frío, en el que todo se debe hacer para ayer, y donde si me equivocaba, capaz no tendría otra oportunidad. Esto es lo que me contaban algunas personas que habían salido del colegio y empezado a trabajar en otros lugares.
Una semana antes de empezar la pasantía, llegué con unos compañeros a las oficinas de Sodep a presentar los papeles del colegio y acordar la fecha de inicio. Para aumentar el miedo que sentía, hubo una pequeña falta de comunicación por parte del colegio y en las oficinas no estaban al tanto de la llegada de pasantes! Con esta noticia, volvimos a casa creyendo que tendríamos que buscar otro lugar.
Por suerte, esto se pudo solucionar enseguida y en unos días tuve mi primera Entrevista de trabajo...
El inicio
Éramos Ale Feltes, un currículum sin entradas en Experiencia Laboral, una notebook más lenta que tortuga que traje de mi casa (para "demostrar lo que aprendí el colegio"), y yo, con los nervios a flor de piel. Todo salió bastante bien, y el siguiente lunes me encontraba ya sentada en La Pecera, admirando el silencio en el cual trabajan los demás.
Bueno, en realidad, el silencio (y el miedo) no duró mucho: las tareas fueron explicadas, los compañeros presentados y las expectativas puestas. Sinceramente, nos divertíamos más de lo que esperamos, con las tareas que nos eran asignadas aprendíamos bastante, y el ambiente en el que estábamos era tan amigable que nos sentimos casi como en casa! Al terminar nuestro tiempo como pasantes, personalmente:
¡No quería irme!
La gente que conocí me pareció excelente (profesional y personalmente hablando), el trabajo que realizaban y las tareas en las que trabajé me resultaron más interesantes de lo que esperaba y me quedé con las ganas de aportar algo realmente significante y ver qué más podía aprender. Finalmente, me dediqué a estudiar para empezar mi carrera universitaria, mientras en este lugar me dejaban en claro que tenía las puertas siempre abiertas para regresar.
Por estas razones es que, unos meses después, en marzo del 2016, me uní sin dudar en el puesto de aprendiz disponible.
¿Qué encontré?
Desde el primer día, tuve a dos personas que se dedicaron (además de a hacer su trabajo) a enseñarme todo lo que podían; me tiraban tareas que me desafiaban; cuando traía una propuesta para hacer algo, me escuchaban y se realizaba de ser posible; cuando cometía algun error, se encargaban de explicarme las consecuencias de esto y me ayudaban a arreglarlo.
Esto continuó hasta que uno de ellos me pasó la posta y siguió su camino por otros lados. Quedamos dos en el equipo, dejé de ser solo aprendiz, y...
Digamos que me encontré con el doble de cosas que aprender y muchas más responsabilidades. Poco a poco, el trabajo aumentó y el equipo creció; dos fueron tres otra vez y me tocó a mí, la que empezó como rookie que no sabía usar Linux, enseñarle todo lo que podía a otro aprendiz, para que éste tome mi lugar y la rueda siga girando.
Tuve la oportunidad de trabajar en una buena cantidad de proyectos, con algunas que otras tecnologías y equipos diferentes, que presentaban desafíos MUY buenos y a veces no tan buenos. Todos estos, me ayudaron a encontrar y definir las ramas de mi carrera que realmente me interesan y las que no (de buenas a primeras, DBA no quiero ser).
Así, fui pasando de aprendiz, a DevOps, a Backend Developer. Básicamente, me "crié" (y malcrié) en este lugar, tanto profesional como personalmente.
LA gente
Acá es donde vale la pena mencionar también lo bien que pasamos en cada momento los momentos de relax con el equipo.
Como cada gran festejo, cada pequeño momento del día que compartimos en algún lugar fuera de nuestro escritorio (en la Barra del Medio, en la cocina, en el patio o de ida a buscar almuerzo), no pasan desapercibidos.
Desde las hamburgueseadas y asados, a los tragicómicos cortes de luz (gracias ANDE), el común denominador fueron la buena comida, el silencio del ninja Rodri (y sus escapes legendarios), y sobre todo las risas y el buen humor de todos.
No me alcanza un solo post para contarles todo lo que aprendí y todo lo que hice en estos años, así que les dejé ahí resumido lo que se van a encontrar en estas oficinas.
Dicen que las cosas buenas se comparten, asi que les dejo el mail donde recibimos los CVs de quienes quieran sumarse a este equipo.
Les prometo, que no se van a arrepentir <3